Por Yolima Martínez, integrante de la Dirección Nacional del MPPU – Colombia
Fuente: Ciudad Nueva
En Colombia hemos tenido el primer ejercicio electoral del 2022 con el cual ha quedado conformado el próximo Congreso de la República. Por estos días, los medios se llenan de titulares con ganadores y perdedores, estadísticas, proyecciones y por supuesto el inicio de la carrera presidencial para los próximos comicios de mayo. Este primer ejercicio democrático nos deja varias reflexiones importantes para analizar y conversar en nuestra familia, con amigos y vecinos, pues es allí donde todos hacemos política.
Reflexiones del proceso electoral
En primer lugar, no contamos con un proceso que garantice la transparencia pues ha sido evidente las profundas grietas del sistema electoral del país: los múltiples errores en la elección y capacitación a jurados, información contradictoria para llevar a cabo los conteos, autoridades de control ausentes, falta de garantías a los resultados obtenidos; entre muchas otras irregularidades que aumentan la desconfianza en las instituciones que son garantes de nuestra imperfecta democracia.
En segundo lugar, mantenemos una participación política por debajo del 50% de la población habilitada para votar (45,87% en promedio), es decir que gran parte de la ciudadanía sigue desinteresada por elegir a quienes tomarán las decisiones más importantes que repercuten en todos, aunque aquí cabe anotar que en muchos rincones del país, particularmente aquellos más afectados por la violencia, la abstención también está ligada a presiones sobre el elector.
En contraste del abstencionismo, el voto en blanco incrementó en relación a las elecciones pasadas, del 4,51 al 6,38 por ciento, la cifra más alta de las últimas cuatro elecciones, un hecho que demostró que más de un millón de colombianos no se sintió representado en las opciones presentadas.
En tercer lugar, por primera vez en la historia, el Congreso de la República estará conformado en un 30% por mujeres, lo que muchos analistas ven como el inicio de una transición cultural en el país especialmente porque si bien se mantienen curules de mujeres que hacen parte de la casta tradicional, la representatividad de diversidad de mujeres en este próximo congreso es más alta pues se incorporan mujeres de diversas etnias, regiones, procesos, etc. Además, la candidata Francia Márquez, una mujer negra, lideresa social, víctima del conflicto armado, contra muchos pronósticos, obtuvo la tercera votación más alta entre los candidatos tradicionales que participaban en las consultas, marcando un precedente de la feminización de la política.
Los jóvenes, una conciencia social protagonista
La juventud ha sido la gran protagonista en los recientes hechos de manifestaciones sociales, han sido el rostro del descontento y de la inconformidad, alzando la voz ante el incumplimiento de los acuerdos de paz, la desigualdad, la corrupción y la falta de educación de calidad para todos; y se puede intuir que pasaron de la indignación a la acción en estas primera cita electoral, un ejemplo de ello la elección de varios congresistas jóvenes, entre ellos el tercer senador más votado, un joven de 30 años del departamento de Santander, quien obtuvo más de 180 mil votos y basó su campaña en el contenido que produce en plataformas digitales en el cual expresa la indignación social de muchos colombianos.
Esto nos debe hacer una invitación concreta a profundizar en el diálogo con la juventud, siempre se ha dicho que son el futuro, pero realmente son el presente, se requieren mesas de trabajo ciudadanas y políticas para escuchar las propuestas de los jóvenes, para atender con sinceridad sus peticiones, para conectar ideas, tender puentes generacionales que nos permitan construir entre todos este momento de la historia.
En nuestras manos está dignificar la política
Si bien los aires de cambio están presentes, es cierto que en gran parte seguimos viendo más de lo mismo, una cultura política basada en personalismos, favoritismos, mesianismos, fanatismos, egoísmos, etc. ¿qué hacer entonces para darle a la política una altura de dignidad?, según la RAE la palabra dignidad significa excelencia, realce algo que es honorable; los colombianos desde hace mucho tiempo dejamos de creer que la política sea una labor honorifica, digna de ser ejercida, no creemos, no confiamos, no le apostamos a que pueda ser así, y le echamos la culpa a ellos los “políticos” que son indignos, corruptos y que nos buscan cada cuatro años para hacernos promesas que no van a cumplir.
Lo lógico casi siempre es pensar que el culpable es el político, hoy la invitación es darle la vuelta a la página y comprender que es el ciudadano el que está llamado a dar el primer paso para darle la dignidad y el respeto a la política, somos nosotros los primeros en repensar la política, en dar un alto grado de valor a nuestro VOTO (entendiendo que no es un elemento transaccional sino un mecanismo de participación) y en buscar el bien común por encima de nuestros intereses personales. Somos nosotros los ciudadanos los llamados a definir y dialogar profundamente sobre el país que queremos para todos.
Un llamamiento hacia una política de calidad
Desde el MPPU en Colombia, hemos promovido varios encuentros de diálogo entre ciudadanos, que nos interesa hablar de política para construir, para unir, para meditar y luego accionar con coherencia. Soñar juntos el país que queremos, debatir sobre la educación, la salud, la seguridad, los temas que a todos nos aquejan, con posturas diversas necesarias para sacar a flote ideas más fortalecidas. Y hemos aprendido a perder el miedo de hablar de política, a sincerarnos, a interesarnos, a recordar su valor e importancia para el día a día, a reconocer en ella ese color negro que da el realce a los demás colores de la vida humana.
Nos unimos al gran llamado del MPPU Internacional, que el pasado mes de Mayo de 2021*, como resultado de un amplio trabajo colaborativo, declaró aspectos fundamentales para una política de calidad, hoy les destacamos estos puntos de este documento, propicios para la reflexión nacional:
• La función insustituible de la política en la construcción del bien común, con la indicación de prioridades claras y la armonización de intereses, desde el nivel local al internacional.
• La necesidad de situar en el centro de los planes de desarrollo, de las infraestructuras y de los servicios, a los más vulnerables socialmente con sus necesidades y posibilidades, porque cuando la polis se hace a la medida de estos, se hace a la medida de todos.
• Y una política mejor es una política respetuosa, que se aleja de la comunicación hostil, no utiliza a las personas para cálculos electorales, planifica a largo plazo.
Nuestra invitación final, para los procesos electorales que se avecinan, es a votar llenos de ideas y vacíos de emociones. La dignidad de la política empieza por nosotros: respetando la política, reconociendo las necesidades de otros como las propias, abriendo la mirada a la periferia, propiciando espacios de reconciliación verdadera, generando diálogos profundos y construyendo fraternidad en la diversidad.
*Llamamiento hacia una política de calidad, Movimiento Político por la Unidad, 2 Mayo 2021
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