El cuidado puede llevar a la acción política. Esta es la forma de hacer política que nos apasiona a los jóvenes, que nos hace reconectar con la política para tomarla en nuestras manos y transformarla. – Melissa Santos, Centro Internacional MPPU
Discurso de Melissa Santos
Han pasado [9] meses desde el inicio de la campaña Pathway #daretocare, un nuevo itinerario internacional destinado a la formación en ciudadanía activa y política por la unidad. Pathway – “Pathway” significa de hecho “camino”, cuyo objetivo es crear las raíces de una nueva cultura y transmitir un mensaje de esperanza a la humanidad.
¿Y cómo lo hacemos? En primer lugar, se trata de devolver el alma a la esfera pública, al ejercicio de la ciudadanía y a la vida política. Por eso hemos elegido este eslogan: #DARETOCARE, que invita a todos a tener el valor de cuidar, de hacerse cargo del planeta, de las generaciones futuras, de las ciudades y sus instituciones, de los demás que nos rodean, empezando por los que están en situaciones más frágiles…
Cada dos meses lanzamos una lección diferente en la web y en la vida de nuestras comunidades con una grabación de vídeo, con la contribución de varios expertos que nos ayudan a aplicar el paradigma del cuidado a los siguientes temas políticos: escucha y diálogo; igualdad y equidad; fraternidad y bien común; participación y cogobierno; cuidado del planeta. Estos son, en efecto, temas de importancia central si queremos trabajar por la transformación de nuestra realidad.
Si has estado con nosotros desde junio, habrás visto lo fructífero que ha sido este viaje que continúa, con nuevos conocimientos y percepciones. Con cada lección vemos que se abren nuevas posibilidades. Esto también ha servido para enriquecer el significado de la ciudadanía en la actualidad, que exige importantes cambios a nivel social, desde nuestros hogares hasta la administración pública.
Así que muchos de ustedes se preguntarán: “¿por qué esta idea del cuidado se está convirtiendo en algo tan importante en el debate cultural y político?” y, lo que es más importante, “¿cómo aplicamos el cuidado a la política?”.
“Care”, en inglés, es una palabra que tiene una fuerza específica en el ámbito social; numerosos estudiosos le han dedicado ya investigaciones y programas, situándola en el centro de una nueva agenda ética global. Para ayudarnos a comprender su importancia y su novedad, doy la palabra a Daniela Ropelato, miembro del Centro Internacional MPPU, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Sophia y que también colabora con el proyecto #daretocare.
Discurso de Daniela Ropelato
El tema del cuidado ha intrigado a muchos. Alguien se preguntó por qué poner en el centro de una vía de renovación de la ciudadanía y de la política una propuesta tan fuertemente caracterizada como la idea del cuidado.
Nuestro compromiso en política se inspira, como bien sabemos, en una idea, la unidad, que nos está guiando para diseñar un nuevo “paradigma” de pensamiento y acción -por utilizar una palabra desafiante- eficaz también en los hechos políticos. Entonces, ¿por qué esta necesidad de dar centralidad a una nueva idea complementaria, la del cuidado?
Como sabemos, este tipo de decisiones no suelen tomarse en torno a una mesa: es más bien la vida, el encuentro entre personas (¡y la energía de los jóvenes!) lo que nos guía. Este fue el caso también esta vez. Además, cada vez se plantean preguntas diferentes y también el punto de observación que asumimos contribuye a la producción de un nuevo pensamiento. Este punto de vista es el que marca la diferencia
La pandemia fue el contexto inicial. En este escenario dramático, surgió en primer lugar la distinción entre curar – “to cure”- en el sentido predominantemente médico, y “to care”, en el sentido de cuidar de alguien o de algo. Y es precisamente esta segunda acepción -cuidar: cuidar- la que nos ha ayudado a acercarnos a la dimensión de la vida de los hombres y mujeres, a sus necesidades, incluso a las políticas públicas entendidas como políticas sociales en sentido amplio.
Decidimos emprender este camino y, por el camino, nos encontramos con sociólogos, economistas y políticos que llevan tiempo estudiando estas cuestiones, algunos con un enfoque religioso, otros con una perspectiva laica. Entre estos compañeros de viaje estaba Jennifer Nedelsky, una [teórica política] canadiense que lleva años reclamando un nuevo florecimiento humano relacional combinando trabajo, organización social y cuidados. Su análisis es muy interesante: la gran desigualdad que atraviesa el mundo del trabajo se debe también a una relación errónea entre la organización del trabajo y la organización del cuidado: durante milenios se ha pensado que el cuidado era un deber gratuito que debía realizarse dentro del hogar, especialmente por parte de las mujeres, mientras que los hombres se encargaban de la producción de ingresos fuera. Repensar el trabajo de cuidados – sugiere Nedelsky – podría producir una reevaluación general del sistema social y político.
Aún más. La dimensión del cuidado conecta dimensiones políticas que podrían parecer desconectadas. Como observa Ulrich Beck, sociólogo alemán, ya en 2010, los que luchan por la protección del medio ambiente conseguirán ahorrarse el coste de la atención médica; los que afrontan a tiempo los riesgos de la tecnología no tendrán que correr detrás de ella ni pagar indemnizaciones con costes muy elevados para remediar los daños una vez hechos. Podríamos decir que cuidar también significa prevenir, y que la interdependencia humana, de hecho, también se articula en el principio del cuidado.
Otra estudiosa, Elena Pulcini, filósofa italiana, explica la idea del cuidado a partir de la responsabilidad mutua e intergeneracional que nos une. Porque mirar la realidad con una mirada de cuidado nos hace descubrirnos vulnerables y por eso mismo responsables del otro; y el cuidado recíproco se convierte en una forma de vida, un compromiso concreto y una dimensión afectiva, preocupada por el otro y solidaria. Por lo tanto, el cuidado ya no aparece como una dimensión meramente adicional y opcional de la política: se convierte en su esencia.
En otras palabras, profundizar en el principio del cuidado ha sido como abrir una serie de ventanas, tomar nuevas herramientas en la mano ante el dolor y las preguntas de tantos hermanos y hermanas. Hoy nos parece que podemos decir que la política ya no puede entenderse sin esta dimensión de solicitud y de reparto, de servicio efectivo y de apoyo, de participación.
Y encontrarnos al lado de amigos, ricos en un nuevo pensamiento, nos ha confirmado una vez más que forma parte del camino de la unidad el recorrer juntos el camino, sacando a relucir todos los signos del bien que nos rodean. Al fin y al cabo, el primer objetivo del Camino es siempre, en primer lugar, la creación de redes, para tener un mayor y mejor impacto en la sociedad.
Por nuestra parte, la fraternidad, el “paradigma global del desarrollo político”, como lo definió Chiara Lubich en 2003, sigue siendo un carácter esencial de la acción política en esta época de cambio. Y el Papa Francisco también lo dice en su última encíclica, Fratelli tutti. Sólo la fraternidad es el principio regulador y transparente también del cuidado, superando las concepciones antagónicas de la política, abriendo continuamente las relaciones y las instituciones, en la negociación y en la resolución de los conflictos, componiendo las diferentes parcialidades en la unidad de un diseño de bien para todos. Pero este es un capítulo que continúa…
quer que enfrente os riscos da tecnologia a tempo não terá que correr atrás da tecnologia ou pagar uma indenização com custos muito altos para reparar o dano depois de feito. Poderíamos dizer que cuidar, portanto, também significa prevenir, e que a interdependência humana, de fato, também se articula no princípio do cuidado.
Outra estudiosa, Elena Pulcini, filósofa italiana, explica a ideia de cuidado a partir da responsabilidade mútua e intergeracional que nos vincula. Porque olhar a realidade com um olhar atento nos faz descobrir vulneráveis e por isso mesmo responsáveis uns pelos outros; e o cuidado mútuo torna-se forma de vida, compromisso concreto e dimensão afetiva, preocupada com o outro e solidária. Portanto, o cuidado não parece mais ser apenas uma dimensão adicional e opcional da política: ele se torna sua essência.
Em outras palavras, aprofundar o princípio do cuidado era como abrir uma série de janelas, pegar novas ferramentas diante das dores e questionamentos de tantos irmãos e irmãs. Hoje parecemos poder dizer que a política não pode mais ser entendida sem essa dimensão de preocupação e compartilhamento, de serviço e apoio efetivos, de participação.
E encontrar-nos ao lado de amigos e amigos, ricos de um pensamento novo, confirmou mais uma vez que faz parte do percurso da unidade fazer juntos o caminho, fazendo emergir todos os sinais de bem que nos rodeiam. Afinal, o primeiro objetivo do Pathway é sempre, antes de tudo, criar uma rede, para incidir mais e melhor na sociedade.
De nossa parte, a fraternidade, o “paradigma global do desenvolvimento político”, como Chiara Lubich definiu em 2003, continua sendo uma característica essencial da ação política nesta mudança de época. E o Papa Francisco também o diz com sua última encíclica, Fratelli Tutti. Só a fraternidade é também um princípio regulador e transparente do cuidado, superando as concepções antagônicas da política, abrindo continuamente relações e instituições, na negociação e na resolução de conflitos, compondo as várias parcialidades na unidade de um plano de bem para todos. Mas este é um capítulo que continua…
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