En el marco del Seminario Internacional Online del Movimiento Político por la Unidad (MPPU) “Una política para la unidad y el cambio mundial: ideas, compromisos, contribuciones” que tuvo lugar los días 10 y 11 de diciembre de 2020, se desarrolló el diálogo “La propuesta del carisma de la unidad a la política. La unidad como fin y como método”. Los dos ponentes fueron Pasquale Ferrara (Italia) y Javier Baquero (Colombia).
A continuación, la intervención de Javier Baquero.
Javier Baquero, Colombia
Para nosotros como Movimiento Político por la Unidad, se hace fundamental preguntarnos por la Unidad en política, es este un principio, ideal, método y fin, por lo tanto las preguntas claves son ¿a qué nos referimos con Unidad?, ¿Por qué es fundamental en política? y ¿Cómo lo podemos lograr?
El primer elemento parte de lo que nos enunció Reka y Pasquale, que hace referencia a la consciencia de ser una sola realidad, un sistema, un solo cuerpo como humanidad y de esta con el planeta. Lo cual nos lo ha recordado la pandemia y los efectos del cambio climático, pero que no hemos logrado interiorizar, ya que aún no pensamos, sentimos y actuamos en coherencia a esta realidad interconectada e inter independiente, por lo tanto podemos vivir dejando que existan personas en el mundo que mueren producto de la violencia o del hambre, así como la extinción de especies.
La realidad nos evidencia que somos en esencia un solo sistema que aunque comunicado y lleno de interacciones, presenta profundas heridas, fragmentaciones y grietas, que se constituyen en canales de los diversos tipos de violencia entre los seres humanos y de estos con la naturaleza, nublando el vínculo con el todo otro y cada otro particular, causando así los múltiples dolores que podemos encontrar no solo en los más vulnerables materialmente, sino en los carentes de relaciones, afecto y sentido de la existencia.
Es así que la unidad es para nosotros un ideal ya que sólo reconociéndonos uno, reconocemos el valor para nosotros de la totalidad y las partes, pero también de la relación. Esta conciencia nos exige curar y sanar todas las fracturas que puedan existir, para que así el yo-nosotros se realice. El recomponernos como humanidad y vida en una sola realidad se constituye en un bien mayor u objetivo universal, cohesionarnos tejiendo y reparando cada fractura sería la motivación y práctica política más relevante.
Es también la unidad un fin en sí mismo, un lugar al cual se desearía llegar o en el que se esperaría estar socialmente, ya que como lo experimentamos directamente aquellos países que vivimos en guerra como Colombia; su ausencia nos entrega a la violencia despiadada, la indiferencia del dolor y la subyugación de unos sobre otros, impidiendonos por completo el bienestar y el desarrollo. Es por esto que es un objetivo político nuestro el generar o recomponer la unidad, entre todo lo que se encuentre fracturado.
Pero la unidad, como medio o método, parte de comprender la interdependencia entre las partes, puede promover la constitución de tejido social, vínculo de reciprocidad, cooperación, colaboración y por tanto acción colectiva. Es así que la Unidad en política hace referencia a reconocernos en el mismo barco, que puede naufragar o llegar a buen puerto, producto de la efectividad o no de la acción colectiva global.
En estos términos, la visión fragmentaria del ejercicio político y el imaginario de enemigo importado de la guerra al campo de la política, que hace de esta un simple proceso por la conquista del poder, reduce la misma política a un mínima expresión de su capacidad, la porta al campo privado de la competencia por un bien para un beneficio particular. Es así que esta visión donde el objetivo de llegar al poder y el proceso de su gestión se constituyen en el fin en sí, impide que logre su más noble misión, el bien común del planeta.
La falta de unidad en la práctica política, lleva a los políticos en la esquizofrenia de la desconfianza, del odio, de la precaución, de falta de transparencia, la sed de poder y autoritarismo, que en sus resultados de políticas terminan siendo incipientes y reducidos en su capacidad de transformación y solución de problemas públicos. Pero que en términos personales de los políticos significa la violencia que porta a la exclusión, negación o hasta eliminación.
La unidad es un principio político que puede constituirse en una institución, un parámetro de guia del comportamiento social, por tanto un determinante de la cultura política global, que nos permita mejorar la calidad del ejercicio de esta profesión, de la promoción de relaciones virtuosas entre los diversos actores y del logro de objetivos universales de las políticas públicas.
Hasta el momento he dado respuesta a la pregunta del que podemos entender por unidad y del por qué es fundamental para la política, sin embargo, queda una de las preguntas más difíciles de responder, en especial desde el campo de las ideas, que es el cómo la construimos o cómo la podemos lograr.
Es ya un patrimonio de estos casi 25 años del MPPU, el reconocer que un medio es la promoción de la fraternidad universal que nos invita a amar la patria del otro como la mía, al amar a los demás partidos como el mío, a la promoción del diálogo, al reconocer las diferencias y valorarlas, el hacer propias las visiones y preocupaciones de los demás políticos y ciudadanos, en contagiar a todos los políticos de ejercer su profesión por amor y servicio, el encontrar los puntos en común producto del consenso y a crecer en conciencia conjuntamente con los demás políticos.
Pero el contexto actual, nos invita a promover nuevas innovaciones políticas, capaces de responder a la exigencia de que la política tenga un rol más protagónico en la guía del mundo al bien común. Por lo tanto, nos hemos permitido proponer los siguientes elementos:
- Aumentar la calidad de la política. Hoy podemos evidenciar que los sistemas políticos son frágiles, así sean las democracias más antiguas y con trayectoria, es evidente que la política ha perdido su rol principal en el logro de objetivos universales, ya que la cultura política está soportada en la confrontación para alcanzar el poder. En estos términos tenemos el reto de generar conocimiento y divulgarlo, pero en especial se requiere promover nuevas prácticas políticas donde volvamos a darle dignidad a la política y que cuente con la autoridad para lograr el bien común del planeta.
- Promover el paradigma del cuidado como un fin en la política. Esta pandemia nos hizo evidente la fragilidad que somos como especie, pero en especial nos permitió reconocer que un objetivo supremo de la política es garantizar el cuidado de la vida digna.
3. Desarrollar nuevas formas de gobierno, guiadas a la gobernanza colaborativa. Ningún gobierno cuenta con la plena capacidad de resolver todos los problemas, por lo tanto se requieren de modelos de gobierno que promuevan la acción colectiva para objetivos comunes, identificados y ejecutados de manera conjunta con todos los partidos, los diversos poderes públicos, el sector privado, academia y la cooperación internacional.
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